Con dulzura te desvelaré un secreto sobre esta poderosa medicina para el alma, que son las palabras...
Los labios que las pronuncian, del corazón que nacen, son a los primeros a los que afectan sus vibraciones y química que desencadenan, abrazandóles desde la intención que fueron creadas.
Quien se encuentre con ellas, con esas hermosas palabras, puede o no darles el poder de hacerlas suyas... de repetirlas, pronunciarlas en voz alta y cubriese con ellas, de guardarlas para siempre en su alma.
Simplemente, si no le gustan, si no le pertenecen, no dándoles poder alguno, no se las queda, y no le transformarán ni desencadenarán química alguna que les alcance.
Así que si a alguien le lanzan una palabra que le califica en negativo, siendo o no en su presencia, solo con no tomarla como suya, no le afectará en absoluto.
Lógicamente si no está presente, queda literalmente en el interior de quien las creó.
Lástima, vibrarán en el aire cual humo de un cigarro, que tóxico, se unirá a otros efluvios poco aconsejables de ser respirados, pero que rápidamente, por la inquebrantable generosidad de la naturaleza, serán disueltos en la inmensidad de los cielos.
No tengo tan claro que le suceda lo mismo a quien pronuncia una palabra negativa tras el verbo Ser.
Tal vez simplemente describe su torpeza de expresar sus sentimientos de otro modo, y lo que hace es calificarse negativamente a sí mismo.
Las palabras no son nunca un arma si esa no es la intención del corazón que nacen o del corazón que las recibe.
La realidad es como uno la percibe y la siente.
Quien desee hacerse víctima para hacer sentir a otro culpable, puede utilizar cualquier cosa como arma, gestos, palabras dichas o nunca pronunciadas...
Pero ser víctima de una palabra no es un acto pasivo, es una elección.
Así, la mejor elección es tomar solo como medicina las palabras que nacen del corazón y son creadas con amor.
Y sobretodo, cerciorarase que a esa hermosa palabra le precede la acción que la describió, pues solo la palabra en acción, sentida en el corazón, sanará de verdad.
Crea palabras hermosas y serás el primer Ser que se verá beneficiado.
Cuando tus palabras, mis palabras regresen a nuestros corazones, cumplen la función para la que fueron creadas, lo sepamos o no...
Dar la vuelta al mundo para crear con ellas los paisajes más hermosos que definen nuestros propios limites, nuestro divino Ser.
Creado con amor.
Elvia Cor.
Los labios que las pronuncian, del corazón que nacen, son a los primeros a los que afectan sus vibraciones y química que desencadenan, abrazandóles desde la intención que fueron creadas.
Quien se encuentre con ellas, con esas hermosas palabras, puede o no darles el poder de hacerlas suyas... de repetirlas, pronunciarlas en voz alta y cubriese con ellas, de guardarlas para siempre en su alma.
Simplemente, si no le gustan, si no le pertenecen, no dándoles poder alguno, no se las queda, y no le transformarán ni desencadenarán química alguna que les alcance.
Así que si a alguien le lanzan una palabra que le califica en negativo, siendo o no en su presencia, solo con no tomarla como suya, no le afectará en absoluto.
Lógicamente si no está presente, queda literalmente en el interior de quien las creó.
Lástima, vibrarán en el aire cual humo de un cigarro, que tóxico, se unirá a otros efluvios poco aconsejables de ser respirados, pero que rápidamente, por la inquebrantable generosidad de la naturaleza, serán disueltos en la inmensidad de los cielos.
No tengo tan claro que le suceda lo mismo a quien pronuncia una palabra negativa tras el verbo Ser.
Tal vez simplemente describe su torpeza de expresar sus sentimientos de otro modo, y lo que hace es calificarse negativamente a sí mismo.
Las palabras no son nunca un arma si esa no es la intención del corazón que nacen o del corazón que las recibe.
La realidad es como uno la percibe y la siente.
Quien desee hacerse víctima para hacer sentir a otro culpable, puede utilizar cualquier cosa como arma, gestos, palabras dichas o nunca pronunciadas...
Pero ser víctima de una palabra no es un acto pasivo, es una elección.
Así, la mejor elección es tomar solo como medicina las palabras que nacen del corazón y son creadas con amor.
Y sobretodo, cerciorarase que a esa hermosa palabra le precede la acción que la describió, pues solo la palabra en acción, sentida en el corazón, sanará de verdad.
Crea palabras hermosas y serás el primer Ser que se verá beneficiado.
Cuando tus palabras, mis palabras regresen a nuestros corazones, cumplen la función para la que fueron creadas, lo sepamos o no...
Dar la vuelta al mundo para crear con ellas los paisajes más hermosos que definen nuestros propios limites, nuestro divino Ser.
Creado con amor.
Elvia Cor.
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