Que las palabras son un remedio curativo, hace siglos que se sabe. Y antes de aplicar cualquier alivio medicinal para el alma, es necesario leer con gran atención la...
Posología. Instrucciones de Uso:
Cuando comiences a leer mis palabras, busca un lugar calmo, tibio, bañado en tus canciones favoritas, y túmbate.
Toma entre tus dedos cada hoja soñada, inventada pensando en ti y cúbrete con ellas.
Deja que su caligrafía se alargue hasta rozar tu cabeza y colarse en tus pensamientos. Consiente que cada verbo recorra tu cara, se pose en tus párpados cerrados, perfile la comisura de tus labios y se introduzca en tu boca.
Ayúdales a que salgan de nuevo y rellenen de acentos los acantilados de tu barbilla, hasta derramarse por tu cuello.
Permite que los puntos de las "íes", boten contra tu piel hasta arribar al centro de tu pecho, acompasen el ahora aumentado bátio cardíaco, y anímales a que bailen en sus alrededores con su son.
Autoriza a las vocales a que se deslicen por tu torso hasta alcanzar tu ombligo, para que se acurruquen en él. Respira lento, así no se precipitarán en el abismo de tu vientre ardiendo.
Relaja tus brazos y tus puños cerrados. Siente como las consonantes se entrelazan en tus dedos recorriendo tus yemas, convirtiéndose en tu tacto.
Si no lo has hecho ya, sácate con la punta de los pies tus zapatos, y de ese modo los adjetivos rozarán tus plantas, apretarán tus talones hasta subir por tus piernas, rozar tus muslos y perderse.
Arquéa mínimamente tu espalda, y los nombres y adverbios, la acariciarán liberando sus secretos.
Si pasas a papel aunque sea imaginado, estas bellas palabras, todas esas emociones sinceras, cúbrete con ellas y sanarán cualquier herida, cualquier dolor.
Cuando habiten tu interior calmarán tensiones, temores o sufrimiento.
Ellas, dulces, fuertes, poderosas, atrevidas, valientes, tiernas, se te abrazarán para formar parte de ti, hasta que te sientas en paz, bien, agusto en tu piel.
Y leídas en voz alta, te elevarán sobre cualquier montaña, frontera o nube de tormenta.
Si te impregnas de mis palabras, si te abres a ellas, si las repites, las respiras, las escuchas e intentas comprenderlas, será lo mismo, si te abrigas en ellas, que si abrazaras el lenguaje del alma.
Y ellas, me llevarán una y otra vez, hasta ti.
Elvia Cor
Ahora solo falta abrir los Relatos que te iré recetando y... aplicarlos correctamente en los alrededores de tu sentir.
El Lenguaje del Alma
El Alma escribe con palabras de pasión su lenguaje. Relatos, poemas, textos y manuscritos, son su cauce literario. Elvia Cor
Poderosa medicina para el alma. Elvia Cor.
Con dulzura te desvelaré un secreto sobre esta poderosa medicina para el alma, que son las palabras...
Los labios que las pronuncian, del corazón que nacen, son a los primeros a los que afectan sus vibraciones y química que desencadenan, abrazandóles desde la intención que fueron creadas.
Quien se encuentre con ellas, con esas hermosas palabras, puede o no darles el poder de hacerlas suyas... de repetirlas, pronunciarlas en voz alta y cubriese con ellas, de guardarlas para siempre en su alma.
Simplemente, si no le gustan, si no le pertenecen, no dándoles poder alguno, no se las queda, y no le transformarán ni desencadenarán química alguna que les alcance.
Así que si a alguien le lanzan una palabra que le califica en negativo, siendo o no en su presencia, solo con no tomarla como suya, no le afectará en absoluto.
Lógicamente si no está presente, queda literalmente en el interior de quien las creó.
Lástima, vibrarán en el aire cual humo de un cigarro, que tóxico, se unirá a otros efluvios poco aconsejables de ser respirados, pero que rápidamente, por la inquebrantable generosidad de la naturaleza, serán disueltos en la inmensidad de los cielos.
No tengo tan claro que le suceda lo mismo a quien pronuncia una palabra negativa tras el verbo Ser.
Tal vez simplemente describe su torpeza de expresar sus sentimientos de otro modo, y lo que hace es calificarse negativamente a sí mismo.
Las palabras no son nunca un arma si esa no es la intención del corazón que nacen o del corazón que las recibe.
La realidad es como uno la percibe y la siente.
Quien desee hacerse víctima para hacer sentir a otro culpable, puede utilizar cualquier cosa como arma, gestos, palabras dichas o nunca pronunciadas...
Pero ser víctima de una palabra no es un acto pasivo, es una elección.
Así, la mejor elección es tomar solo como medicina las palabras que nacen del corazón y son creadas con amor.
Y sobretodo, cerciorarase que a esa hermosa palabra le precede la acción que la describió, pues solo la palabra en acción, sentida en el corazón, sanará de verdad.
Crea palabras hermosas y serás el primer Ser que se verá beneficiado.
Cuando tus palabras, mis palabras regresen a nuestros corazones, cumplen la función para la que fueron creadas, lo sepamos o no...
Dar la vuelta al mundo para crear con ellas los paisajes más hermosos que definen nuestros propios limites, nuestro divino Ser.
Creado con amor.
Elvia Cor.
Los labios que las pronuncian, del corazón que nacen, son a los primeros a los que afectan sus vibraciones y química que desencadenan, abrazandóles desde la intención que fueron creadas.
Quien se encuentre con ellas, con esas hermosas palabras, puede o no darles el poder de hacerlas suyas... de repetirlas, pronunciarlas en voz alta y cubriese con ellas, de guardarlas para siempre en su alma.
Simplemente, si no le gustan, si no le pertenecen, no dándoles poder alguno, no se las queda, y no le transformarán ni desencadenarán química alguna que les alcance.
Así que si a alguien le lanzan una palabra que le califica en negativo, siendo o no en su presencia, solo con no tomarla como suya, no le afectará en absoluto.
Lógicamente si no está presente, queda literalmente en el interior de quien las creó.
Lástima, vibrarán en el aire cual humo de un cigarro, que tóxico, se unirá a otros efluvios poco aconsejables de ser respirados, pero que rápidamente, por la inquebrantable generosidad de la naturaleza, serán disueltos en la inmensidad de los cielos.
No tengo tan claro que le suceda lo mismo a quien pronuncia una palabra negativa tras el verbo Ser.
Tal vez simplemente describe su torpeza de expresar sus sentimientos de otro modo, y lo que hace es calificarse negativamente a sí mismo.
Las palabras no son nunca un arma si esa no es la intención del corazón que nacen o del corazón que las recibe.
La realidad es como uno la percibe y la siente.
Quien desee hacerse víctima para hacer sentir a otro culpable, puede utilizar cualquier cosa como arma, gestos, palabras dichas o nunca pronunciadas...
Pero ser víctima de una palabra no es un acto pasivo, es una elección.
Así, la mejor elección es tomar solo como medicina las palabras que nacen del corazón y son creadas con amor.
Y sobretodo, cerciorarase que a esa hermosa palabra le precede la acción que la describió, pues solo la palabra en acción, sentida en el corazón, sanará de verdad.
Crea palabras hermosas y serás el primer Ser que se verá beneficiado.
Cuando tus palabras, mis palabras regresen a nuestros corazones, cumplen la función para la que fueron creadas, lo sepamos o no...
Dar la vuelta al mundo para crear con ellas los paisajes más hermosos que definen nuestros propios limites, nuestro divino Ser.
Creado con amor.
Elvia Cor.
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